Con dolorosa resistencia se nos muere otra reliquia biológica de la ciudad de Rancagua, no sé si a vista y paciencia de los ciudadanos y de las autoridades. Tan sólo parece faltar el hachazo final, o la aguda incisión de la sierra para que se nos vayan definitivamente 300 o más años de lo que fuera esa esbelta torre de aire verde. Es la horrorosa devastación planetaria inspirada en la más irracional modernidad.
Celebré que una empresa, o no sé quién, anulara la perversa tentación de talar otra araucaria, en otra calle central de la ciudad. Aún sigue viva esa espiral de savia.
Rubén Darío, el insigne poeta nicaragüense, en su profundo soneto alejandrino, Lo Fatal, escribió en una estrofa : " Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, // y más aún la piedra dura porque ésa ya no siente, // pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, // ni mayor pesadumbre que la vida consciente. //
Rubén Darío, el insigne poeta nicaragüense, en su profundo soneto alejandrino, Lo Fatal, escribió en una estrofa : " Dichoso el árbol que es apenas sensitivo, // y más aún la piedra dura porque ésa ya no siente, // pues no hay dolor más grande que el dolor de ser vivo, // ni mayor pesadumbre que la vida consciente. //
Si el hombre ha hecho lo que sabemos con su entorno natural, preciándose de su exclusiva sensibilidad, Dios nos libre de lo que haría si careciera de esa facultad.
La araucaria que se muere fue plantada entre las calles O' Carrol y Brasil. Fue cubierta en el área de sus raíces con una feroz piel de hormigón, no para su protección, sino para adelantar su muerte. El sentido común y humanitario aconsejaban dejarla con la tierra al aire para su mejor respiración, y tal vez en medio de una pequeña plaza. El macroalmacén que ahí mismo existe habría ganado, no más dinero, sino una imagen sensitiva ante la comunidad, habría sido ésa una conducta cultural, o un acto de suprema fraternidad con nuestra hermana araucaria.
De ese árbol hoy tan sólo queda un pequeño ramo verde que se mece al viento acusando su agonía. Antes fue un río aéreo ancestral, pero lo matamos, lo mataron la autoridad apenas sensitiva, y el empresario duro, porque ése ya no siente.
La araucaria que se muere fue plantada entre las calles O' Carrol y Brasil. Fue cubierta en el área de sus raíces con una feroz piel de hormigón, no para su protección, sino para adelantar su muerte. El sentido común y humanitario aconsejaban dejarla con la tierra al aire para su mejor respiración, y tal vez en medio de una pequeña plaza. El macroalmacén que ahí mismo existe habría ganado, no más dinero, sino una imagen sensitiva ante la comunidad, habría sido ésa una conducta cultural, o un acto de suprema fraternidad con nuestra hermana araucaria.
De ese árbol hoy tan sólo queda un pequeño ramo verde que se mece al viento acusando su agonía. Antes fue un río aéreo ancestral, pero lo matamos, lo mataron la autoridad apenas sensitiva, y el empresario duro, porque ése ya no siente.
Me resisto a tu muerte hermana araucaria, que por siglos faenaste la pureza. Pero te mataron la codicia, el egoísmo y todos los pecados juntos con el humanismo perdido.
Los vegetales congéneres de la australidad, con sus cuatro mil años de vida, ya lo saben. Sucede con los milenarios alerces y con otras especies del bosque nativo chileno. Primero es la quema furtiva y luego la tala, así llega el bosque nativo a los mercados del mundo, convertido en maravillosas tablas o en multitud de astillas. La avaricia humana no tiene fin. La voracidad fenicia extranjera no tiene fin.
¿ Qué otro destino puede esperar la araucaria si ella es apenas sensitiva ?
Nuestro Neruda dijo : " Quien no conoce el bosque nativo chileno, no conoce este planeta. "
Es cierto, quien ama el árbol como a su propia vida, ama la vida.
Chile, abril de 2000.
3 comentarios:
Dedos verdes
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Siembran, todo producen
sienten la tierra y captan su vida
llevan la vida verde en sus manos
vibran con mi mapu en cada semilla
en cada planta regada,
Llevan la sangre verde en las venas
atesoran en ellos la vida
sus caricias energía dan
a los hermanos menores
vegetales son.
Dedos verdes le acarician
sacan los sinsabores
producen así sin temores
Yo creo en tu verde sangre
yo creo en tu saludo a mi tierra
yo creo proteges la vida
yo creo tienes en ti maravillas
Desearía todo fuera asi en mi mapu
suaves terciopelos rodeando todo
haciendo crecer las flores
dando vida a la flora nativa
brotando en cada esquina
un río de energía positiva
Que lloviera la savia verde
que cada uno se de la mano
y en cada gesto creciera
y en cada uno brotara
el amor por el otro que le saluda
Yo desearía se llenaran las plazas
de cantos de alegría y no de disparos
que las radios cantaran y no lloraran
Que droga verde dañina no llene sus venas
Y el rojo vino de sangre de la violencia
no se conociera en mi tierra
Que en cada escuela hubiese un maestro
que viera tus ojos verdes, mi niño
esos de los bosques nativos
que como ángel llevas prendidos
Que en cada casa se tomaran las manos
el padre, el hijo, la madre, el anciano
y formaran la ronda verde de vida
de sanidad del alma se llenen
Como mis bosques nativos
que brotan y brotan rebeldes
hacia el hacha y la sierra que los mata
como si fuesen desperdicios
dejando a mi mapu vacia.
Yo desearía que los dedos verdes
se multiplicaran como las noticias
que hablan de cosas absurdas
que hacemos los de dedos rojos
con sangre de guerra en las manos
con odio hacia las razas y credos
Pero ya no se cree en la sangre verde
siempre ha sido el azul de nobleza
y roja la de la pobreza
y roja de los pueblos aplastados
y roja de los seres humillados
Yo desearía que la sangre verde
llenara las venas de todos
para que dentro del alma brotara
esa energía de vida divina
del amor por la tierra y sus hijos
de amor por todo lo creado
ésos que son gratis regalos
ésos que están y no dejamos a los ojos mirar
Yo sólo espero que sean tu dedos verdes
los que me abracen en mi último día
y dormir para siempre bajo la raíz de un coihue
besar las raíces de mis copihues
besar los pies de todos los que vienen
y pedirles perdón por el daño dejado
pedir que sean eco de mi llanto
de una étnica mujer que les quiso tanto
de una mapuche que no supo cantar
y se fue sin su tarea terminar
que no pudo hacer germinar
en su mapu amada, ni en su palabra
esos dedos verdes que hacen sanar y brotar
el amor a la tierra
Pedir perdón a todos los niños
que besarán mi polvo un dia
que jugaran tal vez con solo cenizas
que no fue mi voz un canto que sólo fue llanto
que se perdió en medio de un bosque
de avisos publicitarios y carreras
por ganar el tiempo sin tiempo
de una sociedad indiferente y fria de hielo
de seres de rojas y azules venas
que nadie conoció el verde
y el que lo conoció asi se le acalló
Yo desearia me beses cuando llegue
a ese bosque, mi última morada
con sólo ramas verdes
y me pongas un vestido verde
y me veles con velas verdes
y quedarme como un polvo verde
para siempre en las raíces verdes
de mi bosque verde
Lucia/copyright©
carlos...ella es lucía mi amiga mía de mi
awka guerrera y luminosa
es cierto el bosque
en él está la vida en su plenitud rebosante.
saludos
Hola,de Lucía ya tenía referencias por sus textos abundantes.
Valiosos escritos.
Saludos.
Lau.
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