Muy de tarde en tarde los pueblos dan vida a eminencias y talentos como el poeta, como Gabriela y como Volodia. Son personalidades que fulguran con luz propia. Chile ha sido de alguna manera ubérrimo en dar a luz nombres como los citados y otros que sería extenso nominar, en las artes, las ciencias y el pensamiento creador.
Ha partido en este siglo, a sus 91 años, el muchacho del siglo veinte, dejando un indeleble legado literario y de la más alta política.¿Quién en sus más de 70 años de activa vida pública no escuchó a Volodia o no supo de su nombre? Una institución radial fue su columna "Volodia Comenta".
El perseguido, el encarcelado y el relegado fraguó también en esos aciagos retiros su prodigiosa obra.
La política concebida como el arte de pensar caminos para transformar la sociedad y construir un mundo mejor, tiene en Teitelboim a uno de sus más brillantes exponentes. Orador riguroso de elevada palabra y de caudalosa memoria.
La luminosa generación literaria del 38 lo registra entre sus creadores más notables.
Nuestro pensador revolucionario de insobornable consecuencia política, en su infancia curicana fue un niño lector prodigioso.
La edición en los años 60 de su libro Hombre y Hombre que contiene su experiencia lectora de los genios de la literatura rusa y de los escritores de la posterior revolución bolchevique, fue un hito insoslayable en nuestro mundo literario.
Nadie podrá esquivar sus documentadas biografías de Huidobro, Mistral, Neruda, Borges y Juan Rulfo. Su pensar y su quehacer político-literario tienen el buen nombre de otra de sus obras, El Oficio Ciudadano.
Su palabra elaborada está inscrita también en sus innumerables discursos, comentarios y conferencias que pronunció en Chile y en el exterior, son esos documentos un verdadero patrimonio cultural de Chile.
Nuestro Volodia fue un orador y conductor de masas. Millares de ciudadanos recordarán sus memorables intervenciones de campañas políticas en plazas y calles de nuestro país.
Seguidores y adversarios acusarán el vacío que deja su partida. Eso ocurre con los hombres que brillan en el firmamento de las ideas. Nunca necesitó del improperio ni del argumento fácil en el debate.
En el lenguaje político revolucionario la palabra cuadro tiene un especial significado, así como el vocablo compañero. Cuadro es el militante, el dirigente que logra alcanzar el mejor desarrollo doctrinario y político. Cuadro es el creador en el pensar, en el decir y en el hacer, es el que destaca por su abnegación y profunda sensibilidad. Volodia deja también ese inmenso vacío.
Recuerdo su pasión y su clara inteligencia, su sabiduría innata, y la inflexión precisa de su voz. También una de sus frases en momentos difíciles de reflexión y decisiones políticas : "La inteligencia nunca está demás".
Chile, febrero 1 de 2008.
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