viernes, 25 de enero de 2008

PATRICIA TRONCOSO, TESTIMONIO DE VIDA.

Cada minuto que pasa se hace un siglo cuando la vida de un ser humano está en riesgo crítico, es el caso de Patricia. La noticia, más que en Chile, conmueve al mundo. Una huelga de hambre en prisión por la dignidad de su pueblo la tiene al borde de la muerte. Su cuerpo y su espíritu resisten, como prolongada fue la resistencia de sus antepasados frente a la invasión foránea, defendiendo los territorios y sus culturas.

Los pueblos suelen extraviar su memoria histórica, contribuye a esa amnesia el que la historia hecha por los pueblos la escriban y la enseñen otros.

El despojo y la usurpación vienen desde muy lejos en los tiempos y en la geografía, los descendientes de los invasores, los mestizos de ahora, hoy guardan silencio o niegan, no reconocen deudas, ni tampoco a quienes reclaman esos débitos. Los primeros residentes son pueblos " constitucionalmente " ignorados, las leyes en este sistema y en este país sirven para eso, para consagrar injusticias. Toda negación y represión de la historia es inmoral. El olvido deliberado es antiético.

Son Lautaro, Caupolicán y otros combatientes ancestrales de la dignidad, auténticos Padres de la Patria, representan ellos una paternidad étnica colectiva, legada a través de los tiempos.

Hoy, en medio de una sociedad que se debate en una profunda crisis moral que ya nadie detiene, basta con ver cada día a través de los medios de prensa la profunda descomposición en todos los niveles, Patricia Troncoso con su sacrificio al límite, da una lección de la más alta moralidad humana, expresadas en su conciencia y solidaridad. Más de cien días de ayuno a esta fecha consumen sus fuerzas biológicas.

Hoy el faranduleo casquivano sustituye a la cultura. Ya no se educa, a lo más se instruye o capacita. Vivimos los tiempos de una pirotecnia huera y caótica.

Como se sabe la invasión española de los territorios de nuestra América tuvo un costo de casi cien millones de indígenas muertos, asesinados. Ese costo, también cultural, no está saldado.

Las actuales reclamaciones que hacen los pueblos originarios de este continente, de este mismo territorio, y en el mundo, son recién el inicio de futuras luchas mayores.

Ahora hay que salvar la vida de Patricia Troncoso Robles con mayores exigencias por su libertad, hay que instalar la justicia verdadera, y construir realmente un mundo en el que tengan cabida todos los mundos.

ENERO 26 de 2008

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